ANTOLOGÍA POÉTICA: Maria José Gravalosa en el Pregón de la Semana Santa, 2007

Dª. María José Gravalosa Morenilla pronunció el 25 de marzo de 2007 el XXXIV Pregón de la Semana Santa en el Teatro "Gutiérrez de Alba", siendo la primera mujer - y hasta ahora- la única en realizar esta labor. Fue presentada por N.H.D. Manuel Vicente Gómez García, por entonces miembro del Consejo. La pregonera eligió la marcha "Rocío". Éstas son las palabras que dedicó a nuestra Hermandad.


NTRO. PADRE JESÚS DE LA ORACIÓN EN EL HUERTO



Así que yo le invoqué,
me oyó Dios, que es mi justicia;
tú ¡oh Dios mío! en mi angustia
me ensanchaste el corazón.
Apiádate aún de mí,
y presta oídos a mi oración.
Salmo IV, 2

DEBEMOS agarrarnos a Dios en la vida como la hiedra al muro. y la intensidad de nuestra unión con Él dependerá de la oración sincera, de ese combustible de nuestras vidas, que nos permitirá llegar a nuestro destino.
La oración purifica el pensamiento, descontamina de las impurezas del día, de esa reverberación diaria que aturde y distrae. y es el silencio su mejor aliado, porque es en el silencio del corazón donde Dios habla a la humanidad, pero a veces en nuestras plegarias sólo pedimos que se realicen nuestros deseos, en lugar de pedir a Dios las fuerzas necesarias para aceptar sus designios. 
Es por eso que nunca ningún hombre ha orado como Jesús, como este Cristo Orante de Getsemaní que mira al cielo pendiente del proyecto de Dios y acepta la realidad del sufrimiento y de la muerte. y como.María confía en Dios porque sabe que lo ama: ¡Qué no se haga mi voluntad, sino la tuya! Sólo un ángel lo reconforta, en aquellos momentos de angustia, junto aun frondoso olivo.


Los olivos alcalareños
de Matatoro y Quintanilla
mueren de envidia por ser
uno de la Alameilla
pues quieren tener la suerte
de sus hermanos de Brenes
para acompañar a Jesús
disponiéndose a la muerte.
Todos quieren ser elegidos
y al viento han convencido
para que cuide sus ramas
y les piden a la lluvia
que a sus hojas les de brillo
para ser el preferido
para que en su paso vaya
iQué porfía la de estos olivos!
iQué gozo el del escogido!
iCon qué dulzura irá dejando
caer su savia generosa
sabiéndose muerto por Cristo!
Sigamos el afán de estos olivos
alfombremos nuestras calles
de caridad y humanismo
de padrenuestros y avemarías
que acompañen a este Cristo
que sus discípulos se han dormido
con el sueño de la indiferencia
y Jesús mirando al cielo .
al Padre Eterno le reza.
iPor Dios no dejarlo solo,
que sienta nuestra presencia!
iDevolvámosle el sosiego,
que Él olvide su aflicción!
iQue nos devuelva la mirada
este Cristo en oración!



MARÍA SANTÍSIMA DEL ROSARIO

TIENE esta salesiana Hermandad, muchos momentos de fervor y esplendor a lo largo de su recorrido, pero ninguno más emotivo y conmovedor que el vivido al llegar a la Residencia de Ancianos de la Milagrosa, anteriormente Colegio San José, donde tuve la suerte de convivir con las Hijas de la Caridad y mis compañeras, y de recibir mi preparación como cristiana. Fueron años de juegos en la callejuela y en el patio, de duro trabajo en las aulas, de rezos en la capilla, de lamparillas encendidas, de novenas, retiros y rosarios, de pan con chocolate para la merienda;de huchas del Domurid con forma de cabeza de negrito con su pelo muy rizado o de chinito con su sombrero y sus ojos rajados, de nuestra Virgen Milagrosa y su medallita con su jaculatoria grabada: ¡Oh María sin pecado concebida! Ruega por nosotros que recurrimos aV os. y cuantas veces recurrimos a Ella, con
nuestras miradas puestas en sus manos, de las que, como una fuente luminosa, brotan en cascada rayos de luz.
¡Las vueltas que da la vida! En un mismo emplazamiento antes infancia, ahora ancianidad. De nuestras trenzas infantiles a las plateadas cabezas, de nuestro vigor alborotado a la debilidad serena,
de nuestra blanca inocencia aun torrente de experiencia.
Pero entre estos polos opuestos se mantiene inalterable el amor de las Hermanas y su Virgen Milagrosa, que enseñaron a unas niñas alcalareñas a vivir siempre agradando a Dios, que fueron
modelos de fe, de oración y de servicio a los demás. y ahora cuidan de nuestros mayores dándoles consuelo, acompañando su soledad y alegrando su desencanto. y se conserva también un gran punto de encuentro, que une generaciones: el rezo del Santo Rosario, la escalera que nos lleva
derechito al cielo.


Quizá si llego a ser anciana
¡Madre mía del Rosario!
te espere en esta puerta
con las cuentas en mis manos.
y recuerde aquel rosario
del colegio de mi infancia,
con sus gotas de rocío
transparentes y rosadas
como piedrecitas del río,
que engarzaba en oraciones,
lamparillas de cristales
y canciones celestiales
ala Milagrosa Madre.
¡Oh mi rosario de niña
rezado entre las caricias,
.entre besos y somisas
del halago maternal!
Con el rodar de los años
mis lágrimas se hicieron cuentas
y mi vida fui pasando
desgranando mi rosario,
con los dedos envarados
fui repasando mis perlas
para ofrecer mi ternura
a esta Mádre alcalareña.
y quizá esa tarde mire mis manos
y encuentre en ellas un rojo rosario,
de chispitas como fuego
de misterioso fulgor,
cada cuenta será una rosa,
será una llama de amor .
y mirándote a los ojos
yo te pida Madre mía
que cuando mi noche llegue
ya lo lejos muera el sol,
Tú me conviertas en rocío
que recojas en tus manos,
que mi oración sea perenne
perfume de tu regazo
i y conviertas en vivos luceros
las cuentas de mi rosario!