IV DOMINGO DE CUARESMA - Ciclo B

Cristo y Nicodemo. Volmarijn Crijn Hendricksz. 
ca.1604-45. Coleccion particilar
El IV Domingo de Cuaresma (Ciclo B) que hoy celebramos es conocido como DOMINICA LAETARE. Los rigores de la penitencia en los tiempos litúrgicos que la Iglesia celebra en el año -Adviento y Cuaresma-, quedan suavizados en dos domingos del año muy particulares. Son exactamente el III Domingo de Adviento, llamado Domingo Gaudete, y el IV Domingo de Cuaresma llamado Domingo Laetare. Laetare es el imperativo del verbo latino “Laeteo” que significa alegrarse. Con ella da comienzo la antífona del introito de la misa: «Laetare, Ierusalem», imperativo que podríamos traducir como «Regocíjate, Jerusalén»

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El color litúrgico para estos domingos es el rosa, que es un morado claro, el color del Adviento y la Cuaresma. Es decir, un domingo para la penitencia, pero atenuada, en referencia a ese regocijo que preside la liturgia de hoy. Sólo se usa este color estos dos domingos del año.

La lectura de la Palabra de Dios es la siguiente.

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»